DOMINGO DE
PENTECOSTÉS
MISA VESPERTINA DE
LA VIGILIA
Estas lecturas se
emplearán en la misa que se celebra en la tarde del sábado, ya sea antes
o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.
PRIMERA LECTURA
Se llama Babel,
porque allí confundió el Señor
el lenguaje de toda
la tierra
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Después del diluvio, toda la tierra
hablaba la misma lengua y
empleaba las mismas palabras.
Al emigrar los hombre de oriente,
encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí
Y se dijeron unos a otros:
—«Vamos a fabricar ladrillos y a
cocerlos al fuego».
Emplearon ladrillos en vez de
piedras, y asfalto en vez de cemento.
Y dijeron:
—«Vamos a construir una ciudad y una
torre cuya cúspide alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no
dispersarnos por la superficie de la tierra».
El Señor bajó a ver la ciudad y la
torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:
—«Son un solo pueblo con un mismo
lenguaje. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que
decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar a confundir su lenguaje, de
modo que no se entiendan entre si».
El Señor los dispersó por la
superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.
Por eso se llama Babel, porque allí
confundió el Señor el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó por
toda la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 24.
27-28. 29bc-30 (R.: cf. 30)
R. Envía
tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus
criaturas. R.
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes.
R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R.
SEGUNDA LECTURA
El Espíritu
intercede con gemidos
que no se pueden
explicar con palabras
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos 8, 22-27
Hermanos:
Sabemos que hasta el presente la
creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo ella;
también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro
interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro
cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es
esperanza. Pues ¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? Cuando esperamos
lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. Pero además el Espíritu viene en
ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos
conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se
pueden explicar con palabras.
Y el que sondea los corazones sabe
cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos está
de acuerdo con la voluntad divina.
Palabra de Dios.
Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones
de tus fieles
y enciende en ellos
la llama de tu amor.
EVANGELIO
Manarán torrentes
de agua viva
Lectura del santo evangelio según san
Juan 7, 37-39
El último día, el más solemne de las
fiestas, Jesús, puesto en pie, exclamó:
—«El que tenga sed, que venga a mí;
el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas brotarán
manantiales de agua viva». Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de
recibir los que creyeran en él.
Porque el Espíritu no había sido dado
todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
Palabra del Señor.
DOMINGO DE
PENTECOSTÉS
MISA DEL DÍA
PRIMERA LECTURA
Se llenaron todos
de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles 2, 1-11
Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos los creyentes reunidos en un mismo lugar. De repente, un ruido
del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se
encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como de fuego, que se repartían,
posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron
a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le
sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las
naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron
desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente
sorprendidos, preguntaban:
—«¿No son galileos todos esos que
están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra
propia lengua?
Entre nosotros hay partos, medos y
elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en
Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con
Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también
hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios
en nuestra propia lengua».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 103, 1ab y
24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30)
R. Envía
tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor,
la tierra está llena de tus
criaturas. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido
bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo
cuerpo
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a los Corintios
12, 3b-7. 12-13
Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor»,
si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un
mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay
diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno
se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es
uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser
muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos,
esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un
solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.
SECUENCIA
Ven, Espíritu
divino,
manda tu luz desde
el cielo.
Padre amoroso del
pobre;
don en tus dones
espléndido;
luz que penetra las
almas;
fuente del mayor
consuelo.
Ven, dulce huésped
del alma,
descanso de nuestro
esfuerzo,
tregua en el duro
trabajo,
brisa en las horas
de fuego,
gozo que enjuga las
lágrimas
y reconforta en los
duelos.
Entra hasta el
fondo del alma,
divina luz, y
enriquécenos.
Mira el vacío del
hombre,
si tú le faltas por
dentro;
mira el poder del
pecado,
cuando no envías tu
aliento.
Riega la tierra en
sequía,
sana el corazón
enfermo,
lava las manchas,
infunde
calor de vida en el
hielo,
doma el espíritu
indómito,
guía al que tuerce
el sendero.
Reparte tus siete
dones,
según la fe de tus
siervos;
por tu bondad y tu
gracia,
dale al esfuerzo su
mérito;
salva al que busca
salvarse
y danos tu gozo eterno.
Aleluya
Ven, Espíritu
Santo,
llena los corazones
de tus fieles
y enciende en ellos
la llama de tu amor.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así
también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo
Lectura del santo evangelio según san
Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero
de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por
miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—«Paz a ustedes».
Y, diciendo esto, les enseñó las
manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió:
—«Paz a ustedes. Como el Padre me ha
enviado, así también los envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y
les dijo:
—«Reciban el Espíritu Santo; a
quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengan, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.
En los lugares en que el lunes o
también el martes después de Pentecostés
son días en que los fieles deben o
suelen participar en la misa, pueden volver a
leerse las precedentes lecturas del
domingo de Pentecostés, o también pueden
leerse las lecturas para el
sacramento de la Confirmación.
Domingo de Pentecostés: Misa del día
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