viernes, 29 de mayo de 2020


DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA
Estas lecturas se emplearán en la misa que se celebra  en la tarde del sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.

PRIMERA LECTURA
Se llama Babel, porque allí confundió el Señor
el lenguaje de toda la tierra
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Después del diluvio, toda la tierra hablaba la misma lengua y
empleaba las mismas palabras.
Al emigrar los hombre de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí 
Y se dijeron unos a otros:
—«Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego».
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de cemento. 
Y dijeron:
—«Vamos a construir una ciudad y una torre cuya cúspide alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra».
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:
—«Son un solo pueblo con un mismo lenguaje. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar a confundir su lenguaje, de modo que no se entiendan entre si».
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. 
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó por toda la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 24. 27-28. 29bc-30 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R. 

SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede con gemidos
que no se pueden explicar con palabras
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 22-27
Hermanos:
Sabemos que hasta el presente la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. Pues ¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden explicar con palabras.
Y el que sondea los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Palabra de Dios. 

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor. 

EVANGELIO
Manarán torrentes de agua viva
Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37-39
El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, puesto en pie, exclamó:
—«El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas brotarán manantiales de agua viva». Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él.
Porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
Palabra del Señor.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA DEL DÍA
PRIMERA LECTURA
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos los creyentes reunidos en un mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como de fuego, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: 
—«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra propia lengua?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor,
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
12, 3b-7. 12-13
Hermanos: 
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. 
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.

SECUENCIA
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—«Paz a ustedes».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—«Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
—«Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.

En los lugares en que el lunes o también el martes después de Pentecostés
son días en que los fieles deben o suelen participar en la misa, pueden volver a
leerse las precedentes lecturas del domingo de Pentecostés, o también pueden
leerse las lecturas para el sacramento de la Confirmación.
Domingo de Pentecostés: Misa del día


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