viernes, 29 de mayo de 2020

¡BIENVENIDOS A LA MISA DE PENTECOSTÉS!


DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA DEL DÍA
PRIMERA LECTURA
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos los creyentes reunidos en un mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como de fuego, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: 
—«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra propia lengua?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor,
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
12, 3b-7. 12-13
Hermanos: 
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. 
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.

SECUENCIA
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—«Paz a ustedes».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—«Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
—«Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.

En los lugares en que el lunes o también el martes después de Pentecostés
son días en que los fieles deben o suelen participar en la misa, pueden volver a
leerse las precedentes lecturas del domingo de Pentecostés, o también pueden
leerse las lecturas para el sacramento de la Confirmación.
Domingo de Pentecostés: Misa del día



DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA
Estas lecturas se emplearán en la misa que se celebra  en la tarde del sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.

PRIMERA LECTURA
Se llama Babel, porque allí confundió el Señor
el lenguaje de toda la tierra
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Después del diluvio, toda la tierra hablaba la misma lengua y
empleaba las mismas palabras.
Al emigrar los hombre de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí 
Y se dijeron unos a otros:
—«Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego».
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de cemento. 
Y dijeron:
—«Vamos a construir una ciudad y una torre cuya cúspide alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra».
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:
—«Son un solo pueblo con un mismo lenguaje. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar a confundir su lenguaje, de modo que no se entiendan entre si».
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. 
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó por toda la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 24. 27-28. 29bc-30 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R. 

SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede con gemidos
que no se pueden explicar con palabras
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 22-27
Hermanos:
Sabemos que hasta el presente la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. Pues ¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia. Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no se pueden explicar con palabras.
Y el que sondea los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.
Palabra de Dios. 

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor. 

EVANGELIO
Manarán torrentes de agua viva
Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37-39
El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, puesto en pie, exclamó:
—«El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas brotarán manantiales de agua viva». Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él.
Porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado.
Palabra del Señor.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA DEL DÍA
PRIMERA LECTURA
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos los creyentes reunidos en un mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como de fuego, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban: 
—«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra propia lengua?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra.
O bien:
Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor,
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y renuevas la faz de la tierra. R.
Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
12, 3b-7. 12-13
Hermanos: 
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. 
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios.

SECUENCIA
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.
EVANGELIO
Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo. Reciban el Espíritu Santo
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en eso entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—«Paz a ustedes».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—«Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
—«Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.

En los lugares en que el lunes o también el martes después de Pentecostés
son días en que los fieles deben o suelen participar en la misa, pueden volver a
leerse las precedentes lecturas del domingo de Pentecostés, o también pueden
leerse las lecturas para el sacramento de la Confirmación.
Domingo de Pentecostés: Misa del día


sábado, 23 de mayo de 2020

¡Bienvenidos a la Santa Misa de la Solemnidad de la Asención del Señor!

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR



¡Bienvenidos todos!
Celebramos hoy la Solemnidad de la Ascención del Señor, que forma parte del misterio salvador de la Pascua, que culminaremos el próximo domingo con la Solemnidad de Pentecostés. Jesús, finalizada su misión en la tierra, sube al cielo ante la mirada de los apóstoles, para ser glorificado junto al Padre, y nos deja la tarea de continuar su obra, de ser sus testigos hasta los confines de la tierra. Pero no nos deja solos. Para esta tarea nos promete la fuerza del Espíritu Santo, que nos empuja a recorrer los caminos de la vida, trabajando para que el reino de Dios sea posible ya en este mundo. 




PRIMERA LECTURA
Lo vieron levantarse
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando desde el principio hasta que, después de dar instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles, ascendió al cielo. Después de su pasión se les presentó, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
—«No se alejen de Jerusalén; aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo les he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días ustedes serán bautizados con Espíritu Santo».
Ellos lo rodearon preguntándole:
—«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?».
Jesús contestó:
—«No les toca a ustedes conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo». Dicho esto, fue elevado, hasta que una nube lo ocultó de su vista. Mientras miraban fijamente al cielo, viendo cómo Jesús se alejaba, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
—«Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo? Este Jesús que de entre ustedes ha sido llevado al cielo volverá de la misma manera que lo han visto marcharse».
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6)

R. Dios asciende
entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.

Pueblos todos batan palmas,
aclamen a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R.


Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
toquen para Dios, toquen,
toquen para nuestro Rey, toquen. R.


Porque Dios es el rey del mundo;
toquen con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R.


SEGUNDA LECTURA
Lo sentó a su derecha en el cielo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuál es la riqueza gloriosa que da en herencia al pueblo santo, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Todo lo puso bajo los pies de Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y por lo mismo, plenitud del que llena totalmente el universo.
Palabra de Dios.


Aleluya Mt 28, 19. 20
Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos
—dice el Señor—;
yo estoy con ustedes todos los días,
hasta el fin del mundo.


EVANGELIO
Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra
Conclusión del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos le adoraron, pero algunos dudaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Palabra del Señor.




CREDO NICENO-CONSTANTINOPOLITANO
 "Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.




ORACIÓN DE LOS FIELES


  • Por la Iglesia, para que viva con fidelidad el encargo de Jesús: “Id al mundo entero y haced discípulos de todos los pueblos”. ROGUEMOS AL SEÑOR.
  • Por los que gobiernan pueblos y naciones, para que el Señor les inspire sentimientos de paz y justicia. ROGUEMOS AL SEÑOR.
  • Por los profesionales de salud que trabajan incansablemente combatiendo contra la pandemia, por sus familiares y sus pacientes. Que todos sean sanados y preservados de todo mal. ROGUEMOS AL SEÑOR. 
  • Por las comunidades cristianas, para que el Señor las convierta en apasionadas anunciadoras de la Buena Noticia, también a través de los nuevos medios de comunciación. ROGUEMOS AL SEÑOR
  • Por todos los cristianos, para que no nos falte la fe y la esperanza, aún en los momentos en que todo se nos hace oscuridad y pesimismo a nuestro alrededor.  ROGUEMOS AL SEÑOR. 
  • Por todos nosotros, para que la participación de la Eucaristía nos lleve a dar testimonio de Cristo con nuestra vida y a descubrir su presencia en los hermanos.  ROGUEMOS AL SEÑOR.





Oración del Papa a la Virgen pidiendo el fin de la pandemia


Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos confiamos a Ti, salud de los enfermos, que bajo la Cruz estuviste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. 
Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes que tenemos necesidad y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos, ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la Cruz, a la alegría de la Resurrección. 
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas de los que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.